DOLLY BACK: DIÁLOGO ENTRE PERUGORRÍAS
Como reza un viejo refrán «de tal palo, tal astilla». En las artes son varios los hijos que han seguido los pasos de sus padres. Jorge Perugorría, padre de cuatro jóvenes –todos artistas–, no queda fuera de esta lista. Su segundo hijo, Andros, ha continuado la tradición actoral en la familia. Ambos participaron en la reciente filmación en La Habana de la cinta ítalo-cubana Havana Kyrie.
Sobre sus personajes y la relación padre e hijo en el set de filmación ambos conversaron en exclusiva con Garbos. Una entrevista sobre el afecto y también el respeto y la comprensión no solo a nivel interpretativo, sino sobre todo paternal, a propósito del cercano tercer domingo de junio.
«A Andros le dije: “Estás de lujo en esta película porque tu padre es Franco Nero, que es un ícono del cine, tu padrastro es Ron Perlman, otro grande y tu papá es el taxista de la película, así que no te puedes quejar” –bromea Pichy–. Aunque ya en serio, es muy bonito que Andros vaya logrando oportunidades como actor. Él realmente ha trabajado formándose en teatro y de alguna manera empieza a dar sus primeros pasos en el cine. Yo estoy feliz. A él le apasiona lo que hace y es un muchacho que entrega todo en cada proyecto».
Padre e hijo comparten créditos en la cinta, aunque sus personajes no tienen escenas en común. Mientras Perugorría es el taxista de Vittorio –interpretado por el emblemático Franco Nero–, Andros se pone en la piel de Víctor, el hijo cubano del director de orquesta italiano. Solo coinciden en una escena, en la que el chofer acompaña a Vittorio a ver al hijo presentarse en un show.
Sobre la posibilidad de compartir con su padre en el set, Andros recuerda que «en un trabajo que hicimos, él me dijo que iba a aprender de mí y eso siempre me acompaña. En el aspecto actoral me ha dado mucha confianza. Una vez que estás adentro es como un viaje y trabajar con alguien como él hace que todo sea fácil. Te hace lucir bien por su experiencia, por su talento. Ya he superado eso de ser padre e hijo en el set. Una vez que estamos aquí somos los personajes y aunque sé que él está apoyándome, lo hace desde el rol que interpreta en ese momento y yo trato de hacer lo mismo siempre».
Compartir la vida con un actor como Jorge Perugorría, quien atesora una extensa y sólida carrera cinematográfica, es un privilegio único. Sobre el diálogo entre padre e hijo y los consejos para enfrentar cada personaje, Perugorría confiesa que «Andros disfruta lo que hace y eso es lo más importante. Asume todo con seriedad y profesionalismo. Él es muy trabajador y estudioso y eso es vital para poder aprovechar las oportunidades».
Víctor es el primer rol protagónico en la carrera de Andros. Durante las semanas de rodaje por toda la ciudad el joven actor se ha superado continuamente. Sobre los desafíos a nivel interpretativo reconoce la complejidad de una escena de comedia, pues no se considera una persona de una gran vis cómica.
Sin embargo, en esas ansias de aprehender de la profesión explica convencido que «el trabajo siempre te hace superarte y descubrir nuevas facetas de uno mismo. Creo que aquí lo he conseguido. También ha sido un enorme placer y un gran reto trabajar con grandes actores como Franco Nero y Ron Perlman. Su experiencia y talento hacen que todo sea claro y preciso, más fácil. Ante eso lo que tienes que hacer es escuchar y estar en situación. Ellos te dan todo».
Para Jorge, en cambio, su personaje de chofer de un almendrón lo hace sentirse en casa, pues representa al inconfundible cubano, jaranero y emprendedor.
«Es un cubanazo típico, como decía Formell en una canción: «Los Pepes y Joses que manejan sus chevroleses». Es un hombre cuya filosofía de vida es mirar siempre el lado positivo de las cosas. Es humilde y tiene una familia numerosa de seis hijos más un padre enfermo, pero echa para adelante, cosa propia del cubano. Me gusta mucho y lo hice fanático de Industriales y también es babalao, lo cual viene muy bien con su manera de ser».
Los sentimientos de cofradía con el staff son también compartidos por ambos. Para Andros, «el equipo me ha estado apoyando en todo momento –asegura– y aunque sea uno el que salga en pantalla hay mucha gente detrás haciendo que eso sea posible y quede bien. Conozco de antes a parte del equipo técnico, así que he estado en familia».
Para padre e hijo esta ha sido una historia entrañable. Pese a que sus personajes no confluyen en escena, ambos han entregado lo mejor de sí en sus interpretaciones. Una historia que ha supuesto retos y desafíos, como a vida misma, pero que el público agradecerá en la gran pantalla.
«Trabajar con Franco, actor icónico del cine internacional, y acompañarlo ha sido un placer –confiesa Perugorría–. Esta es una aventura de él y de todo el equipo por amor a Cuba. Es una historia donde la gran motivación es la simpatía y el aprecio que sienten ellos por la Isla y su gente. Por eso se han enrollado en hacer este proyecto y por eso nosotros también estamos aquí».